Y, siguiendo con experiencias y relatos que arrojó esta Media Maratón de Rosario, acá presentamos una nota de nuestra alumna Emilse Carreras, publicada en el blog Vida positiva.com ( http://www.vidapositiva.com/ ). Grande Emi!!!

Historias y Reflexiones
[14/5/2009]
Correr es una experiencia única. Y, aunque parece algo muy individual, no se llega sin los demás.
El domingo 10 de mayo pasó Rosario por mi vida.....

Por Emilse Carreras, Buenos Aires.

Correr es una experiencia única. Y, aunque parece algo muy individual, no se llega sin los demás
El domingo 10 de mayo pasó Rosario por mi vida.....
Por Emilse Carreras, Buenos Aires El domingo 10 de mayo pasó Rosario por mi vida. Y lo que, si se daban todas las condiciones, iba a ser un logro deportivo, se transformó en oportunidad de reflexión y de agradecimiento. Ese día se corrió la media maratón que organiza Adidas: por primera vez iba a correr una distancia tan larga… Habían pasado casi 13 años de mi primera carrera. Fue cuando, en un acto irracional, me había inscripto junto con mi hija mayor, que entonces tenía 10 años, en una mulitudinaria carrera de 8km. Y, para mi sorpresa, la terminamos. Entonces.... ¡podía correr! Comencé a hacerlo regularmente, sin instrucciones, sin maestros, intuitivamente. Sólo por el placer de hacer actividad física al aire libre. Porque cada vez que salía a correr, a la mañana, muy temprano, pensaba: “hoy no corro ni 100 metros”. Sin embargo no paraba y me cruzaba con otros locos como yo que, en lugar de estar tomando otro café y leyendo el diario, transpiraban y fabricaban endorfinas. Tantas, que al volver uno se siente pleno, aunque cansado. Yo iba con mi música. O charlando con una amiga. Otros, haciendo negocios o hablando de temas de actualidad: el tema del día está en las charlas de los corredores. Algunos van corriendo al hospital antes de operar y otros a su negocio. Algo tiene esto de correr...No se necesita reservar cancha ni pagar un club. Sólo ponerse las zapatillas y.... salir. Iguala socialmente. Compartimos el espacio y la pasión. Saludamos a gente que vemos siempre sin saber su nombre. Contagié a algunas amigas. Con la más fiel seguimos corriendo, pero tenía la sensación de estar haciéndolo cada vez peor. Había dejado de participar en carreras. Lo comenté en una consulta médica de control adjudicándolo a mis 50 años y me respondieron: “es solo cuestión de entrenamiento”. Ya había visto grupos de corredores que entrenaban. Y un buen día con mi amiga, Dolo, nos inscribimos en el de Adidas. Nos encontramos con un grupo de gente muy heterogéneo, pero con algo en común: nos gustaba correr. Desde el primer día nos sorprendió el aliento de los que corrían en serio: maratones, medias maratones, excelentes tiempos en carreras cortas. Nada que ver con nosotras. Y, sin embargo, nos consideraban sus iguales. A principio de año la entrenadora preguntó cuál era el objetivo de este año. Todos tenían grandes metas. La mía era bien modesta: mejorar mi tiempo en una carrera de 10km. Pero en un descuido me arrancó el “sí” para la inscripción en la media maratón. Ya me lo había vaticinado un grande del grupo (les dicen el grupo maratón) “vos este año corrés la media. Y yo te voy a ir a buscar y acompañar a la llegada…! Había que ponerse las pilas y entrenar en serio. Los entrenadora me fue llevando progresivamente a distancias mayores. El día que logré correr 18km pensé: “es posible”. Ya me habían comentado lo especial que era Rosario: el lugar, la gente que aplaude y alienta. Pero no estaba preparada para lo que viví. Hubo un momento en que se me hizo un nudo en la garganta por los aplausos de la gente. Un hombre en bicicleta me ofreció chipá mientras corría. Una mujer me sonrió desde un puente. Los carteles de aliento de Adidas:'no decaigas, qué diría Rocky de vos',' el peor dolor se cura en la línea de llegada', 'correr 21km es difícil, por eso corro 21k.'...Creo que corrí con una sonrisa por los menos los primeros 15km. En el km19 apareció Sergio (habia terminado su carrera en 1h 25m). Me acompañó hasta el 20. Ahí estaban Marina, mi entrenadora que, por estar embarazada no corrió, y mis amigas Dolo y Sole que habían corrido la versión de 6km de la carrera, con los carteles de apoyo que me habían escrito. Se colaron en la carrera. Se unió Lucas, el del vaticinio que había corrido en 1h 18 incitando a la gente a aplaudir y gritándome que lo disfrutase, que era mío. Y lo sigo disfrutando, porque no terminó en la llegada. Sigue aún. Reeditándose cada vez que lo cuento. Y aunque parece algo muy individual, no se llega sin los demás. No me refiero sólo a lo técnico, que lo hubo: los entrenadores, mi amiga médica que me hacía Shiatsu y acupuntura, mi sobrina nutricionista, la consulta con el deportólogo que terminó en charla porque corre en otro running group de Adidas. No se alcanza la línea de llegada sin el apoyo y la confianza de los demás. Una amiga me llamó emocionada desde USA porque había visto mi clasificación el la web. Cuando, orgullosa, anuncié en casa que había finalizado 15 en mi categoría , me preguntaron de cuantas: y éramos 17!!!!!. Pero nada menoscabó mi orgullo. Ahora entiendo por que es una experiencia única. Y quiero más.